¡Vamos a ser honestos! No me esperaba que Disco Elysium me pillara de esta manera. Es como si me hubieran metido en un mundo de ensueño, donde la realidad y la fantasía se confunden. Me encanta cómo cada jugador encuentra su propio significado en el juego.

El protagonista, Harry, es un tipo genial. Tiene sus habilidades, pero también sus debilidades. Quién no querría ser un policía duro con un chip en la espalda? Me encanta cómo sus voces internas discuten entre sí, como si estuviera hablando conmigo mismo.

Y luego está la sorpresa y el humor. La escena de karaoke, por ejemplo, es a la vez incómoda y divertida. Los trucos de Harry son ridículos, pero me encanta la absurda locura que se desata en el juego.

Pero, claro, no hay juego perfecto. La cantidad de texto y la rejugabilidad pueden ser un poco agotadores. Sin embargo, creo que vale la pena por la experiencia única que ofrece.

Para mí, Disco Elysium es más que solo un whodunit – es una historia sobre amistad y autodescubrimiento. Me encanta cómo creamos al protagonista a nuestra imagen, y cómo elegimos avanzar o aferrarnos al pasado.